GRACIAS POR SEGUIRME. Patricia

jueves, 7 de julio de 2016

También amo una mirada


Amo una mirada enfrentada a otra.
Ensimismada...
Estallando en sensaciones.
Amo las miradas de los enamorados,
de la madre amamantando,
de la mascota feliz con su amo,
del artista frente a la obra,
del creyente ante lo sagrado.
Y también me conmueve
la mirada del dolido frente a su única esperanza,
del no nacido, con su no mirada. La que pudo ser y no fue.
La mirada inundada, del despojado de lo querido,
y la del anciano sentado en un sillón, perdido.
Tanto es lo que se encuentra
al leer una mirada.
Mundos diferentes a los propios,
desconocidos aunque posibles.
Pequeños universos reales.

3 comentarios:

  1. Cuánto puede la mirada, puesta en el servicio de la anáfora para hablar de la vida y lo que place. SE mira para amar tantas cosas, la vida misma, que lo es todo, como lo conjuntas en tus versos. UN abrazo. Carlos.
    Agradecer el paso por mi blog

    ResponderEliminar
  2. En una mirada se puede encontrar un universo, una vida entera o un suspiro de ella.
    Saludos

    ResponderEliminar

Locos por Cristo:

Los locos por Cristo creen en milagros divinos.

No hablan solos, hablan con Cristo que siempre los asiste.

Nunca están solos, porque aparte de estar con Jesús, los ángeles son sus amigos.

No buscan las causas de los acontecimientos, sólo los aceptan con obediencia.

Son eternos aprendices, nunca se creen sabios.

Se llevan bien con los pobres, los débiles, los desamparados y todo necesitado por los que sienten gran amor.

Perdonan a los que los ofenden y agravia.

Dejan que se les pegue en las dos mejillas.

Son mansos aunque siempre astutos.

Jamás hacen justicia por mano propia ya que confían ciegamente en la justicia de Dios.

Si se les pide un consejo lo dan sin arremeter con baterías de verdades. Respeta los tiempos de cada uno.

Nada los ata en la tierra, (dinero, moda, reconocimiento, etc) porque su tesoro los está aguardando en el cielo.

No necesitan pedirle hechos sobrenaturales al universo porque son los Hijos del propio creador del universo.

No necesitan meditación trascendental ya que su esencia está en el Todopoderoso.

Tampoco control mental, porque la Divinidad es su centro.

Su primera actividad por la mañana es saludar a Cristo.

Valoran mucho y agradecen a su Señor lo que les provee para alimentarse y sobre vivir. Por lo cual bendicen la carne y los vegetales que comen.

No les interesa que van a vestir, Cristo los viste como a las flores.

No creen en la sexualidad libre, pues nunca profanarían el “cuerpo-templo de Dios”. Tampoco lo agreden con tatuajes, piercing o similares.

Les son innecesarios los libros de autoayuda de autores humanos y falibles, leen la Biblia no como catálogo de normas de comportamientos sino como palabra Divina que edifica el alma.

Les dicen “Locos” porque van contra la corriente del mundo, aunque esto los tenga sin cuidado ya que cuando su maestro estuvo por aquí también lo creyeron “Loco”.

Patricia Palleres

----------------------------------------------------------