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martes, 27 de noviembre de 2018

El agua corría...

El agua corría al adentrarse la tarde de aquel verano inmensamente dorado que nunca antes había visto.
De repente escuché su canto enigmático. Dejaba fluir su cauce turbulento y en su claridad mis ojos se fijaron, dejando fluir un hondo recuerdo: tu imagen cuando llegabas a mi encuentro como siempre, sonriéndome. 

Esa tarde embelesados estaban mis sentidos en tiempos envejecidos. Cuando inocente creía que las lágrimas acortarían distancias. Luego supe, que eran sólo lágrimas solitarias en mis noches.
El agua corría, musitaba algo indescifrable y oculto.
La tarde se iba, mientras ella esparcía su sonido desgarrante.
Su encanto no lo perdía, mas la magia de éste romance ya hace tiempo se deslucía, tal como dice “B.B. King en The thrill is gone” (la emoción se ha ido).
Recordé en melancolía e intuición profunda nuestros encuentros. La dicha… ¿El amor?

(Imagen de la web)

Alejada de lo real e inconsciente miré hacia una rama de hojas arabescas donde se posaba un gorrión, de su pico un pequeño papel dejó caer y luego se voló.
Mis manos intentaron truncar su caída. Siguieron sus zigzagueos pero el viento lo elevó hacia las copas de los álamos para entregárselo al canal donde la cristalina lo atesoró en su seno.
Después mojé mis manos y mis pies en su fresca cantinela, que se adueñaba de mis vivencias y mis misterios.
Vestida de soledad, con más años sobre mí, entré a la casa. Al cerrar la puerta, algo golpeó el vidrio del ventanal.

© Patricia Palleres

2 comentarios:

  1. Me gustó Patri. Hay imágenes visuales muy bien expresadas. Saludito

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  2. Es bueno saberlo viniendo de vos que sabes tanto... beso

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Locos por Cristo:

Los locos por Cristo creen en milagros divinos.

No hablan solos, hablan con Cristo que siempre los asiste.

Nunca están solos, porque aparte de estar con Jesús, los ángeles son sus amigos.

No buscan las causas de los acontecimientos, sólo los aceptan con obediencia.

Son eternos aprendices, nunca se creen sabios.

Se llevan bien con los pobres, los débiles, los desamparados y todo necesitado por los que sienten gran amor.

Perdonan a los que los ofenden y agravia.

Dejan que se les pegue en las dos mejillas.

Son mansos aunque siempre astutos.

Jamás hacen justicia por mano propia ya que confían ciegamente en la justicia de Dios.

Si se les pide un consejo lo dan sin arremeter con baterías de verdades. Respeta los tiempos de cada uno.

Nada los ata en la tierra, (dinero, moda, reconocimiento, etc) porque su tesoro los está aguardando en el cielo.

No necesitan pedirle hechos sobrenaturales al universo porque son los Hijos del propio creador del universo.

No necesitan meditación trascendental ya que su esencia está en el Todopoderoso.

Tampoco control mental, porque la Divinidad es su centro.

Su primera actividad por la mañana es saludar a Cristo.

Valoran mucho y agradecen a su Señor lo que les provee para alimentarse y sobre vivir. Por lo cual bendicen la carne y los vegetales que comen.

No les interesa que van a vestir, Cristo los viste como a las flores.

No creen en la sexualidad libre, pues nunca profanarían el “cuerpo-templo de Dios”. Tampoco lo agreden con tatuajes, piercing o similares.

Les son innecesarios los libros de autoayuda de autores humanos y falibles, leen la Biblia no como catálogo de normas de comportamientos sino como palabra Divina que edifica el alma.

Les dicen “Locos” porque van contra la corriente del mundo, aunque esto los tenga sin cuidado ya que cuando su maestro estuvo por aquí también lo creyeron “Loco”.

Patricia Palleres

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