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martes, 12 de febrero de 2019

Puertas Antiguas



Corría el año 2010. Las puertas ocres del viejo caserón eran testigo de cómo las personas cumplían su ciclo. Esplendían y fenecían pero la casa permanecía casi intacta.
Historias, algunas memorables y otras tan insignificantes que ya no reflejaban remembranzas.
Por esos umbrales ancianos que dejaban fluir sus crujidos como quejidos de mal humor, accedían las personas a los distintos espacios de la morada no sin culpa por el tedio que éstos manifestaban al desempeñar su arcaica labor.
Ahora, desde la altura que tienen las puertas del siglo XIX les tocaba ver la llegada de nuevos habitantes.
Él, miraba las inmensas paredes de arriba a abajo con ojos creativos. Proyectaba cambios, colocaba muebles imaginarios y planeaba llenar espacios.
Ella, admiraba el entusiasmo de él. Acariciaba su vientre abultado de siete meses de gestación.
Fue en ese momento que las puertas volvieron a sentir aquel viejo deseo casi olvidado de ser guardianas del amor.

- Del libro "Para Leer Bajo Los Álamos"
© Patricia Palleres

1 comentario:

  1. Las casas son por la vida que en ellas se gestan, como el caso del cuento que de tu post. Un abrazo. Carlos

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Locos por Cristo:

Los locos por Cristo creen en milagros divinos.

No hablan solos, hablan con Cristo que siempre los asiste.

Nunca están solos, porque aparte de estar con Jesús, los ángeles son sus amigos.

No buscan las causas de los acontecimientos, sólo los aceptan con obediencia.

Son eternos aprendices, nunca se creen sabios.

Se llevan bien con los pobres, los débiles, los desamparados y todo necesitado por los que sienten gran amor.

Perdonan a los que los ofenden y agravia.

Dejan que se les pegue en las dos mejillas.

Son mansos aunque siempre astutos.

Jamás hacen justicia por mano propia ya que confían ciegamente en la justicia de Dios.

Si se les pide un consejo lo dan sin arremeter con baterías de verdades. Respeta los tiempos de cada uno.

Nada los ata en la tierra, (dinero, moda, reconocimiento, etc) porque su tesoro los está aguardando en el cielo.

No necesitan pedirle hechos sobrenaturales al universo porque son los Hijos del propio creador del universo.

No necesitan meditación trascendental ya que su esencia está en el Todopoderoso.

Tampoco control mental, porque la Divinidad es su centro.

Su primera actividad por la mañana es saludar a Cristo.

Valoran mucho y agradecen a su Señor lo que les provee para alimentarse y sobre vivir. Por lo cual bendicen la carne y los vegetales que comen.

No les interesa que van a vestir, Cristo los viste como a las flores.

No creen en la sexualidad libre, pues nunca profanarían el “cuerpo-templo de Dios”. Tampoco lo agreden con tatuajes, piercing o similares.

Les son innecesarios los libros de autoayuda de autores humanos y falibles, leen la Biblia no como catálogo de normas de comportamientos sino como palabra Divina que edifica el alma.

Les dicen “Locos” porque van contra la corriente del mundo, aunque esto los tenga sin cuidado ya que cuando su maestro estuvo por aquí también lo creyeron “Loco”.

Patricia Palleres

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