Cuántos interrogantes acechan tu mente, cuando algo extraño sucede en tu vida.
Esas que no tienen razón de ser, que llaman la atención porque nunca te han ocurrido antes, o porque llegan en el momento más esperado, o al revés porque no te las esperas. Por ejemplo esta historia:
Una mujer ya mayor, desesperada porque la sequía era basta en su campo de San Luis donde estaba su marido, pidió un día a
Al día siguiente, por la mañana temprano, y como era habitual, se preparaba para ir a misa. Colocó en su monedero, las últimas monedas que le quedaban, para dejarlas a la hora del ofertorio. Se abrigó y se fue.
Ya en la calle, y casi llegando a
Ella, desde lejos, las miró ya que olían y se veían hermosas. Pero hoy no adquiriría ninguna.
Llegando al puesto de flores, el niño corriendo, se acerca hasta ella y le ofrece tres rosas. La dama responde que aunque muy lindas, no tenía dinero para comprárselas. El chico, fue muy insistente, la siguió casi hasta la puerta de
La mujer, quedó muy sorprendida, pero dado el gesto del infante, las recibió diciéndole:
-Serán para Santa Teresita del niño Jesús, la santita de las rosas. . .y así lo hizo.
A la mañana siguiente, la señora, llevaba dentro de un bolso, frutas de su campo de San Luis, para recompensar al amable chiquilín.
Al llegar al puesto de flores solamente estaba el hombre. Al preguntar por el niño, éste dijo que ningún niño trabajaba con él, ni tampoco ninguno lo había acompañado. Aseguraba que siempre había estado solo en el puesto.
Esa noche la anciana, no podía dormir pensando en lo sucedido.
A la mañana siguiente, a punto de irse a misa, recibe la llamada de su marido desde San Luis, diciéndole que aquella noche, gracias a Dios, la lluvia fue abundante.
No existe la casualidad, ni el azar, conoce cada uno de nuestros cabellos, ¿cómo no pudiera determinar nuestros encuentros y convergencias?
ResponderEliminar