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viernes, 31 de julio de 2015

Cuando los niños jugaban felices - (Próximos al día del niño en la Argentina)



En tardes soleadas de invierno
pude sentir la paz angelical,
junto a pájaros alegres adornándolas.
Yo los vi trepando árboles,
los vi correr con sus pies alados,
los vi dotar de colores
a todo cuanto miraban.

En tardes soleadas de invierno
vi querubines  como colibríes
casi invisibles
con la santidad en los ojos,
y trozos de divinidad en sus manos.

En tardes soleadas de inviernos
escuché sus voces aflautadas,
su grandes interrogantes
que en su inocencia fundaban.
Escuché que todo lo podían
con extraordinaria fuerza.

El mundo resultaba pequeño
para tal magnificencia,
cuando los niños jugaban felices.

Hoy adultos.
¿Olvidaron aquel poder?



1 comentario:

Locos por Cristo:

Los locos por Cristo creen en milagros divinos.

No hablan solos, hablan con Cristo que siempre los asiste.

Nunca están solos, porque aparte de estar con Jesús, los ángeles son sus amigos.

No buscan las causas de los acontecimientos, sólo los aceptan con obediencia.

Son eternos aprendices, nunca se creen sabios.

Se llevan bien con los pobres, los débiles, los desamparados y todo necesitado por los que sienten gran amor.

Perdonan a los que los ofenden y agravia.

Dejan que se les pegue en las dos mejillas.

Son mansos aunque siempre astutos.

Jamás hacen justicia por mano propia ya que confían ciegamente en la justicia de Dios.

Si se les pide un consejo lo dan sin arremeter con baterías de verdades. Respeta los tiempos de cada uno.

Nada los ata en la tierra, (dinero, moda, reconocimiento, etc) porque su tesoro los está aguardando en el cielo.

No necesitan pedirle hechos sobrenaturales al universo porque son los Hijos del propio creador del universo.

No necesitan meditación trascendental ya que su esencia está en el Todopoderoso.

Tampoco control mental, porque la Divinidad es su centro.

Su primera actividad por la mañana es saludar a Cristo.

Valoran mucho y agradecen a su Señor lo que les provee para alimentarse y sobre vivir. Por lo cual bendicen la carne y los vegetales que comen.

No les interesa que van a vestir, Cristo los viste como a las flores.

No creen en la sexualidad libre, pues nunca profanarían el “cuerpo-templo de Dios”. Tampoco lo agreden con tatuajes, piercing o similares.

Les son innecesarios los libros de autoayuda de autores humanos y falibles, leen la Biblia no como catálogo de normas de comportamientos sino como palabra Divina que edifica el alma.

Les dicen “Locos” porque van contra la corriente del mundo, aunque esto los tenga sin cuidado ya que cuando su maestro estuvo por aquí también lo creyeron “Loco”.

Patricia Palleres

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